Laparoscopia
La laparoscopia es esa técnica médica que
permite operar sin ser demasiado invasiva. No hay que abrir grandes agujeros en
el enfermo que después cuesta tapar.
La realidad, como todo aquello que está articulado
en lo material, en lo físico, que tiene tanta edad, está enferma. En realidad,
la realidad siempre lo ha estado. Pues no deja de ser la enfermedad una prueba
de existencia. Sólo lo muerto no está enfermo.
Nosotros, podría decirse, todos los que estamos
vivos, incluidos cangrejos y chinches, somos como las células del cuerpo de la
realidad. Unas están sanas, otras enfermas, muchas cancerosas, otras se
muestran apáticas, algunas son bastante hijas de puta... etc., etc.
Nuestra condena, como las de las células, es
que no podemos existir fuera de la realidad, de la misma manera que ellas no lo
pueden hacer fuera del cuerpo.
Pero para nosotros se ha abierto un pequeño
agujero y ahora cuando digo nosotros hablo de la élite de los seres vivos, o
sea los seres humanos. Un pequeño agujero porque hoy en día no podemos
permitirnos más, no porque no podamos después taparlo si no que no sabemos cómo
hacerlo más grande.
Este agujero se llama internet.
Un agujero en la realidad.
Un agujero que mediante técnicas semejantes a
las de la laparoscopia está permitiendo, no ya operar dentro de la irrealidad
si no algo más: Abrir irrealidad. Ensanchar mundo.
Pacientemente, cada aplicación nueva, cada
plataforma de servicios que aparece es un ladrillo, un cimiento que eleva esa
irrealidad de la que hablo.
Por el pequeño orificio que nació con la
matemática binaria, el hombre, con su delgado y flexible ingenio, ha ido
introduciendo cada vez más material para poder ir abriendo camino. Y cada vez
hay más espacio, hay más mundo.
A nadie se le escapa cual es el objetivo. Por
el medio que sea. O el agujero se hace más grande, o nosotros nos hacemos más
pequeños.
El objetivo, al contrario que en la ciencia
médica, es pasar al otro lado. Al otro mundo.
Ya hay personas que tienen su vida, en un
porcentaje muy elevado, inmersa en internet. Este porcentaje irá en aumentando.
Y si se hace imposible meternos materialmente
en ese mundo, que nunca se sabe, ¿A quién le parece imposible que llegué un día
en que sí que podamos hacerlo totalmente de una forma intelectual?
Quedando en algún lugar, se verá, estaciones
de acogimiento temporal, nuestro cuerpo, nuestro envoltorio humano como
maltrechas cascarujas, hasta nuestro regreso.
¿Alguien duda de que muchos no regresaran?
Otro desecho del que ocuparse.
¿Irá al contenedor de la orgánica o al de
envases?
Nunca el hombre ha estado tan cerca de
cumplir un anhelo siempre presente: Poder deshacerse del cuerpo, ser sólo
espíritu. No estar supeditado a su presencia y a sus exigencias. Es, sí, una
manera grosera, primitiva de separar el cuerpo del alma, pero será el comienzo.
Recordemos las cavernas en las que empezamos refugiándonos y miremos ahora esas
agujas que apuntan al cielo, desafiando no ya la gravedad si no nuestra pesadez
y materialidad. Es una invitación a prescindir de los ascensores.
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