lunes, 2 de octubre de 2017

Escritura Automá[crí]tica XXVIII


Escritura Automá[crí]tica XXVIII

 

Publicar después de muerto. Ventajas   


¡Qué extraordinario hecho sería que sólo se publicaran textos de escritores muertos!
Que los escritores fueran escribiendo durante toda su vida y acumulando manuscritos y manuscritos. Que las editoriales, las familias, los amigos estuviesen al tanto. Pero el público en general, no.
Que una vez fallecido el artista, su obra comenzase su periplo y pudiera suceder de todo: Que ninguna editorial quisiese publicarla, que fuese un éxito tremendo, que se empezase a estudiar en las universidades, que le fuesen concedidos premios, póstumos claro.
En pocas palabras, que tras la muerte del escritor se iniciase su carrera literaria.
¿Qué se conseguiría con eso?
Que no se escribiese tanto, tan innecesariamente y con intenciones poco confesables, que se escribiese por razones meramente artísticas o de pura locura, otra forma de ser artista, que el autor no perdiese el tiempo hablando de su obra literaria, que no hubiese escritores adelantados a su tiempo, que las interpretaciones de los escritos fuesen como gritos lanzados al vacio, que las críticas no fuesen ataques personales.
Este planteamiento tiene un punto débil y es que yo soy un escritor que no ha publicado ningún texto. Ya estoy oyendo las exclamaciones, ¡No me extraña nada que diga eso, si no ha publicado nunca!
Y todos en mente tendrían el resentimiento, la frustración, etc., etc.
Y podría ser.
Pero, ¿Y si no lo fuera? ¿Y si tuviese algo de razón?
Piénsese, pero no necesariamente exístase.
También alguien dirá, ¿Y de qué vivirían? Pues no sé, habría que preguntarle a Kafka o a Pessoa.

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